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El trastero Vol. I: Música portátil.

  • Foto del escritor: freakyship
    freakyship
  • 5 feb 2015
  • 3 Min. de lectura

¡Buenas!

La tecnología ha avanzado mucho en estos últimos años, aunque muchos dicen que aún nos queda mucho que descubrir. Otros dicen que no, que ya hemos tocado techo. Los mismos que en los años 80-90 les proponían invertir en Internet y decían ''no lo veo''. Vamos, los visionarios.

Pero no venía a hablar de visionarios, aunque el tema dé para mucho. Venía a hablar de aquellos objetos que ayudaron a conseguir todo lo que disfrutamos hoy. Hablemos del maravilloso mundo de la música portátil. En estos tiempos es muy sencillo escuchar música (aunque ya no lo sea descargarla, gracias PP) con el simple hecho de cargar archivos mp3, que pesan nada, en un dispositivo cualquiera (móvil, mp4, mp3...). Antes no, antes las cosas iban diferentes. Hablo de varios objetos que hoy no parecen cómodos, pero entonces eran la rehostia.

Walkman:

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Algunos habéis flipado. ''¡Pero si eso es la App de música de Sony!''. Sí, lo es. Pero antes era otra cosa. Un walkman era un instrumento de siete kilos y medio y un tamaño de 2x2. 2x2 metros, no como ahora. Sin exagerar, ahora en serio. Era un bicho enorme (aproximandamente 20x17x7) que tenía la capacidad de poder reproducir ''cassettes'', esas cintas magnéticas que venían en una carcasa de plástico y rebobinábamos con un lápiz.

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La autonomía en algunos era de risa. Nada de 9-10 horas de música con batería cargada. Iba con pilas y no solo eso, chupaba más que una magdalena seca. Con lo cual, tú flipado escuchando tu cinta favorita y se acababan las pilas. Y no creáis que se apagaba y listo, como ahora. Estabas escuchando Álex Ubago, por ejemplo, y comenzaban a agotarse las pilas. Acababas escuchando a Lucifer profiriendo frases satánicas con una voz gutural muy tranquilizadora. Cuando se acababan las pilas y cuando no, pero mi opinión sobre Álex Ubago me la reservo, mejor. Lo peor es que nada de eso evolucionó, pero era la novedad. A todos nos flipaba y queríamos uno.

Discman:

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Cuando pensaron el nombre se hicieron daño. ¿Qué era un Discman? Lo mismo que el Walkman pero reproducía CD's. Y nada de Mini CD's, no, CD's de esos normales y corrientes. Imaginaos el tamaño. Igual que el Walkman podían venir con dos cosas para ''mejorar'' el transporte de semejantes mamotretos. La pinza o la correa para el cuello. La pinza estaba ideada para que te lo colgases del bolsillo, por ejemplo. Buena idea, si no fuese por el tonelaje del bicharraco, que partía la pinza y adiós. De ahí viene la expresión ''se te va la pinza''. La correa es un tema especial. Lo resumiré fácil: creo que algunos problemas de espalda de los que venimos de esa generación son por culpa de la correa. La autonomía era aún peor que la de su antecesor. También iba a pilas, pero en lo que duraban esas pilas en un Walkman podías escuchar tres cassettes enteros. En un Discman medio cd, uno si las pilas eran las del conejito, y vas que chutas. No era indicado para un largo viaje, precisamente.

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A estos objetos tenemos que darle el lugar que les corresponde. Quizás no eran lo mejor, ni lo más ergonómico. Pero sin ellos hoy no sería tan fácil llevar la música a donde nos de la real gana.

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